8 de febrero de 2008

Caleidoscopio

Uno de los juguetes que más disfruté cuando era pequeña, fue una colección de plumas que tenían un caleidoscopio en su cilindro. Recuerdo que me pasaba horas jugando con ellas.

Es increíble como un cilindro, tres hojas reflejantes (o espejos) y cuentas de colores forman imágenes maravillosas. Es increíble también como hemos olvidado los pequeños placeres de la vida y algo muy importante: observar.


Hoy en el metro me puse mis audífonos y escuché música mientras observaba. También perdí un arete entre mi oficina y el restaurante al que fuí a cenar y mientras recorrí un tramo de la calle y el lugar donde estuve en el restaurante, observando, me di cuenta de cosas interesantes. ¡La comunicación no verbal dice tantas cosas!

Es increíble como en un espacio reducido como el metro, elevar o bajar la vista hace que la situación sea menos íntima. También es increíble como se comunican las parejas, los amigos y los simples conocidos.

También podemos darnos cuenta que la gente tiende a imitar y ajustar su comportamiento para emular a otros. Por lo tanto una cara ceñuda probablemente encuentre caras similares y una cara sonriente deje a todos con la pregunta ¿de qué demonios sonríe? y tal vez arranque una sonrisa.

Pero me estoy desviando, volvamos al caleidoscopio: El caleidoscopio (del griego kalós bella éidos imagen scopéo observar) fue descubierto por David Brewster (1781-1868), físico escocés que descubrió los cristales con dos ejes de doble refracción, enunció las leyes de la reflexión metálica, realizó importantes trabajos sobre la polarización de la luz y descubrió las rayas telúricas del espectro solar. (Imagen, información e instrucciones para hacerlo, aquí: http://www.taringa.net/posts/imagenes/1054039/El-Caleidoscopio.html)

Hace un mes le compramos uno a Montse, pero creo que somos nosotros los que más lo hemos disfrutado. Siempre es maravilloso dejar vagar la imaginación y sumergirnos en un mundo de colores, de figuras de reflejos, de actividad.

Hoy dedícate a observar las sutilezas de la interacción humana, pero sobre todo, haz tu propio caleidoscopio (físico o espiritual) y disfruta observando bellas imágenes. Recuerda que lo que vemos, muchas veces, es el reflejo de lo que emitimos.

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