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28 de abril de 2012

Intervenciones emocionales

A lo largo de estos dos años he aprendido un par de cosas interesantes en mi maestría. La primera de ellas es que cada acción (o inacción) es una intervención. Es común que la gente no mida el impacto de sus intervenciones, particularmente mientras se encuentra bajo el influjo de una emoción.

Otro axioma conocido en este ramo es: los datos dirigen el diseño de la intervención. Es decir, tenemos que sustentar con datos precisos (recogidos mediante observación, instrumentos o cualquier otro medio) las intervenciones que deseamos diseñar.

Sin embargo, cuando la gente no es consciente de ello, las intervenciones se vuelven complicadas, particularmente para las personas muy emocionales. Y más complicado aún es cuando dicha persona ocupa un alto puesto en la organización.

Hoy me tocó leer el correo electrónico de un ejecutivo dirigido a otro, reclamando de forma dramática una acción, basándose en el hecho de que la gente percibe nuestro servicio de una forma negativa. En dicho correo propone, además de anunciar a toda la organización que nuestro servicio no cumple con las expectativas (aunque sí cumple los acuerdos) de los vendedores y nos propone "aventarnos un poco de dinero" para motivar a nuestro equipo.

Entiendo que las personas de su área están bajo mucho estrés por su bajo desempeño debido a metas muy elevadas y sienten que nuestro equipo no les responde como ellos quisieran. Lamentablemente, todo se basa en una percepción de estas personas, quienes, dicho sea de paso, son altamente emocionales también; nuestras métricas siguen cumpliéndose sin problema alguno.

La intervención que propone este ejecutivo:  enviar un comunicado para protegerse, a lo que el llama "aclarar las cosas" y "aventar dinero" son dos de las cosas más negativas que podrían hacerse para incrementar el trabajo en equipo.

Una vez más compruebo la llamada teoría de la actividad: los miembros de un equipo tienden a internalizar las conductas que son naturales en la actividad que realizan. En este caso, reaccionar de forma emocional, basándose en percepciones y tratando de arreglar las cosas "aventando dinero".

31 de marzo de 2008

Mejorar el desempeño emocional 1

Lo queramos o no, nuestras emociones tienen un impacto en nuestro comportamiento y desempeño. La inteligencia emocional ha ganado importancia en los últimos años, sin embargo, pocas personas trabajan de verdad en crecer emocionalmente.


Usando una definición simple, podemos decir que la Inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y entender nuestras emociones y el impacto que tienen en nuestro comportamiento y el de los demás.


Muchas personas ni siquiera son conscientes de que su Inteligencia Emocional no está a la altura de las circunstancias y demuestran un comportamiento fuera de toda proporción.


Es muy importante que aprendamos a identificar las emociones que sentimos y el cómo las demostramos. Por ejemplo, si nuestra pareja nos es infiel, nuestras emociones pueden variar en una escala de intensidad, ya que no es lo mismo sentir ira, enojo, impotencia o decepción, por ejemplo. Sin embargo, cuando no sabemos reconocer lo que sentimos, difícilmente seremos capaces de hacer algo para evitarlo.

Muchas personas piensan que la emoción es algo que simplemente "sucede" y no se dan cuenta que lo que sienten es un reflejo de lo que su mente les dice que deberían sentir.

Por este motivo es muy importante entender primero que emoción sentimos y qué la está causando. En consecuencia, indagar si podemos hacer algo para cambiarla y si está en nuestras manos, hacerlo. Si no está en nuestras manos debemos dejar de asumir el papel de víctimas y proactivamente hacer algo para evitar caer en este sitio.

Evitar los pensamientos negativos es muy importante. A continuación resumo los 13 tipos de pensamiento distorsionado que pueden encontrar aquí.

1. El todo o nada: o nos sentimos triunfadores o completamente perdedores.
2. Sobregeneralización: cuando algo malo sucede pensamos que ya todo está arruinado.
3. Filtro mental: una pequeña situación negativa "decolora" o salpica todo lo demás.
4. Descontar lo positivo: pasarnos la vida lamentando algo malo que sucedió sin apreciar lo bueno.
5. Saltar a conclusiones: basándonos en uno o dos cosas o personas, pensar que todo es igual, sin darnos la oportunidad de conocerlo.
6. Magnificación: perder la proporción de un evento. Ver algo pequeño como un gran problema.
7. Razonamiento emocional: sentirnos perdedores nos puede hacer pensar que realmente lo somos.
8. Deber ser: tener una lista de "deber ser" que aplicamos a los demas y a nosotros mismos.
9. Etiquetar: ya sea a nosotros o a los demás. Poner una etiqueta y no volver a "ver" a la persona, sino a la etiqueta.
10. Culpar: a los demás o a nosotros mismos. Buscar culpables inmediatamente, cuando pudo haber sido un evento fortuito.
11. Leer la mente: pensar que somos expertos en una persona y que sin que ella hable, nosotros sabemos que piensa y siente.
12. Esperar una catástrofe: pensar siempre que lo peor está por ocurrirnos. Pensar siempre: y que tal si...?
13. Personalizar: creer que lo que hace la gente es para fastidiarnos.

Hoy concéntrate en analizar que pensamientos y sentimientos llegan a ti y cómo reaccionas a ellos. Elige voluntariamente, no caer en las emociones negativas y controlar tu manera de pensar, sentir y actuar.

30 de enero de 2008

Los mensajes del agua

Hoy estuve recordando algunos incidentes que me ha tocado ver a lo largo de los años: mujeres con arranques histéricos en el lugar de trabajo. Chicas que cualquier problema que tienen lo resuelven llorando o bien, a gritos. Secretarias y profesionistas abusivas, prepotentes, histéricas y manipuladoras.

Normalmente, los que laboramos allí o estamos de visita por algún motivo en esa oficina, o incluso sosteníamos una conversación telefónica con alguien en ese lugar, tenemos que soportar el mal ambiente laboral.

Hoy, recordando esto y la información del Dr. Emoto sobre los Mensajes del Agua pensé en cuánto nos afecta la "mala vibra" como decimos en México, de algunas personas en el ambiente de trabajo. En resumen, este estudio trata de como una palabra, música, letra, imagen, aroma, etcétera, tiene un efecto en el agua que está cerca. Considerando que nuestro cuerpo es gran parte agua pienso que el efecto físico que podemos tener al escuchar y convivir con personas desagradables puede ser fuerte. Eso sin contar el efecto emocional de escuchar a alguien gritar, llorar o quejarse por algo que no tiene tanta importancia y que definitivamente, no se arreglará con gritos.

Es muy importante mantener una estabilidad emocional, que demuestre nuestro profesionalismo, nuestra integridad, nuestra inteligencia emocional y que haga nuestra compañía algo agradable. No me refiero obviamente a un caracter fuerte o una forma de ser asertiva, ya que si tratamos de complacer a todos seguramente causaremos un caos en el trabajo o nos produciremos un colapso nervioso. Me refiero obviamente, a hacer las cosas con cortesía, con amabilidad, a pedir las cosas de forma firme y cortés, etcétera.
No quiero decir con esto que solo las mujeres somos así, me ha tocado ver hombres que gritan, insultan, amenazan y obviamente, a los que consideran a _todas_ las mujeres como un objeto decorativo o disponibles para ellos. Lamentablemente, sobre todo en un entorno machista, las mujeres que hacen esto llaman mucho más la atención.

Siempre es importante hacer de tu presencia un elemento agradable en tu casa y en tu lugar de trabajo. Recuerda que entre más contento estés en tu trabajo y en tu vida, menor será el estrés que sufrirás y mejor será tu salud.