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28 de mayo de 2010
¿Corregir o Ayudar?
Leyendo a Seth Godin, veo plasmada en unos cuantos párrafos la razón por la cuál no me molesto en corregir errores ortográficos de otras personas (a menos que me lo soliciten o bien que haga una gran diferencia en su trabajo).
Es irrisoriamente fácil encontrar gente que corrija la ortografía de un texto. Es fácil encontrar a alguien te corrija un párrafo, pero es muy difícil encontrar a alguien que pueda reorganizar un capítulo o incluso ayudarte a reorientar el enfoque de tu texto. Y pasa igual en la vida: cualquiera puede criticar una acción, algunos pueden ayudarte a corregir un problema y muy pocos pueden brindarte la ayuda necesaria cambiar tu forma de vida.
Es irrisoriamente fácil encontrar gente que corrija la ortografía de un texto. Es fácil encontrar a alguien te corrija un párrafo, pero es muy difícil encontrar a alguien que pueda reorganizar un capítulo o incluso ayudarte a reorientar el enfoque de tu texto. Y pasa igual en la vida: cualquiera puede criticar una acción, algunos pueden ayudarte a corregir un problema y muy pocos pueden brindarte la ayuda necesaria cambiar tu forma de vida.
21 de febrero de 2010
Motivación

Muchas veces, al ver la pasividad y apatía de mucha gente que da las cosas por sentadas, me quedo pensando en cómo puede ser posible motivarlos. Recuerdo entonces una de las primeras frases de motivación que leí cuando trabajaba en Cervecería, en México. Esta frase nos permite muchas reflexiones, pero la más simple y obvia es: haz lo necesario para sobrevivir todos los días.
"En África, cada mañana el león se despierta y sabe que tiene que correr más rápido que la gacela más lenta si quiere comer ese día. Cada mañana, la gacela se despierta y sabe que tiene que correr más rápido que el león más rápido si quiere sobrevivir. No importa si eres un león o una gacela, para cuando amanezca tienes que estar corriendo."
"En África, cada mañana el león se despierta y sabe que tiene que correr más rápido que la gacela más lenta si quiere comer ese día. Cada mañana, la gacela se despierta y sabe que tiene que correr más rápido que el león más rápido si quiere sobrevivir. No importa si eres un león o una gacela, para cuando amanezca tienes que estar corriendo."
4 de agosto de 2009
Un Pavorreal en el reino de los Pingüinos

Una amiga muy querida desde hace muchos años me regaló el libro llamado "Un pavorreal en el reino de los pingüinos". Esta fábula empresarial la hizo pensar en mí y en mi carrera profesional, dado que yo soy una persona poco convencional y trabajé durante más de diez años en una de las empresas más tradicionales de México.
Mi vida en esta empresa me recordó un poco a mi paso por la escuela primaria y secundaria, en un colegio dirigido por monjas. Aunque en su momento, la rigidez y disciplina de esta escuela me parecían asfixiantes, creo que el haber pasado por esas experiencias me ayudó a crecer como persona. Me parece que para favorecer el balance de una persona, sobre todo al inicio de su vida, se requiere cierta estructura, cierta rigidez y sobre todo, cierto contraste.
Mi vida en esta empresa me recordó un poco a mi paso por la escuela primaria y secundaria, en un colegio dirigido por monjas. Aunque en su momento, la rigidez y disciplina de esta escuela me parecían asfixiantes, creo que el haber pasado por esas experiencias me ayudó a crecer como persona. Me parece que para favorecer el balance de una persona, sobre todo al inicio de su vida, se requiere cierta estructura, cierta rigidez y sobre todo, cierto contraste.
Lo mismo pasa en la vida laboral; considero que mi formación en dicha empresa fué muy amplia, ya que no solo aprendí cuestiones técnicas sobre Recursos Humanos, Desarrollo Organizacional y Administración del Cambio, sino también un poco de Negociación, Asertividad, Relaciones Humanas y además, me permitió explotar mi creatividad, aprender a manejar la frustración y a encontrar algo positivo en las cosas negativas. Esta es una de esas experiencias que, aunque en el momento no se pueden disfrutar a plenitud, al volver la vista atrás nos permiten obtener satisfacción.
Si bien me topé con pared muchas veces, las veces que encontré un camino (no siempre fácil de seguir, lo admito) pude avanzar mucho. La gente que conocí dejó una huella profunda en mí y por eso les estoy muy agradecida.
Claro está que en ésta y otras empresas tradicionales hay un sinfín de personas que temen al cambio. Estas personas complican la innovación y la facilidad de la organización para adaptarse a nuevas exigencias del entorno. La aceptación de la propia cultura es muy difícil, así como el reconocer que lo que funcionó en el pasado, no necesariamente funcionará en el futuro. Aceptar la diversidad, para ellos, es una tarea sumamente complicada, puesto que su rigidez de pensamiento no les permite aceptar que hay más de una forma de hacer las cosas.
Finalmente y volviendo al libro, mi aprendizaje por mi paso en el mundo de los pingüinos, es muy parecido a los consejos que dan los autores:
-Sé realista. El ser humano teme naturalmente al cambio y se aferra (y prefiere) a lo que ya conoce.
-Apóyate en otros seres diferentes. El sentir el respaldo emocional de amigos y compañeros es importante.
-No te desanimes por ser diferente. Muchas personas son distintas a la mayoría, pero temen o rechazan mostrarlo. Estas personas son quienes particularmente se oponen a las personas diferentes.
-Busca el balance. Si lo que te cuesta física y emocionalmente vivir en un entorno rígido, burocrático, pesado no viene retribuido adecuadamente, deja de hacerlo.
-Demuestra tu flexibilidad y acepta a los demás, aún cuando seas rechazado.
-Sé un buen ejemplo para los demás, en particular, para las personas diferentes. Apóyalos para encontrar el éxito.
Foto tomada de: itsnature.org
17 de junio de 2009
Cambio
Les dejo un articulo que escribí hace tiempo.
Mira de nuevo tu último logro. Míralo bien. Puede ser la última vez que obtengas algo así tan fácilmente. El mundo tal como lo conocimos cambió de manera radical: se separó la Unión Soviética, terminó la Guerra Fría, se descifró el genoma humano y cayó el PRI. Las Vacas Locas, el SIDA, la Gripe Aviar y el Ébola señalan nuestras deficiencias, los ataques terroristas demuestran nuestra vulnerabilidad, se destapan grandes problemas en la Iglesia Católica, los desastres naturales azotan diferentes países, las telecomunicaciones acortan las distancias, las computadoras se vuelven realmente pequeñas y accesibles, el calentamiento global se deja notar y las nuevas generaciones están llegando al mercado laboral.
El mundo está cambiando constantemente. ¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que estudiaste algo nuevo, que probaste un estilo de trabajo diferente, que aprendiste un nuevo concepto o desarrollaste una nueva habilidad? ¿Cuándo te cuestionaste sobre tu manera de pensar o de actuar? ¿Cuándo derribaste alguno de tus prejuicios o de tus paradigmas?
No estamos hablando de probar comidas diferentes, de usar nuevas rutas para llegar a tu casa o de vestir en colores que no son los habituales en ti. Eso lo hace cualquiera. Estamos hablando de crecer, de desarrollar tu talento, de hacer algo mejor por ti, por tu comunidad y por tu país. De hacer algo que dé bienestar a ti y al mundo. Estamos hablando de aprender un nuevo idioma, de estudiar una carrera, de estudiar otra carrera, de especializarte, de diversificarte, de vivir una experiencia que te haga vibrar, en una palabra de reinventarte.
En el entorno tan cambiante en que vivimos se requiere flexibilidad y rapidez. La innovación es el plato fuerte de todos los días. Y la innovación es un camino de dos vías. Requerimos gente dispuesta a aceptar la ambigüedad, la falta de definiciones, los cambios de último momento. Pero también requerimos políticas, sistemas, estructuras organizacionales y líderes dispuestos a convivir con la innovación. Dispuestos a entender que la gente diferente es la que actúa diferente. Que entiendan que vivir al margen no es una forma de vivir.
Si quieres destacar tienes que ser diferente, tienes que desarrollarte al límite de tus capacidades y más allá. Porque el mundo está girando cada vez más rápido y no hay hacia donde moverse. Por lo menos no todavía.
¿Qué es lo que puedes hacer para cambiarte?
• Conoce tu entorno, prepárate, infórmate. En este mundo tan informatizado no es difícil. Analiza las tendencias, los riesgos, las oportunidades.
• Conócete. ¿Debería decir algo más? Analiza tus fortalezas, tus debilidades, tus gustos, tus planes. Ten un plan A, un plan B y un plan C y luego prepárate también para lo inesperado.
• Visualízate como el dueño de tu propia empresa, como el producto de tu propia marca. No importa si eres un empleado, un empleador o buscas trabajo. Analiza tu marca y vive cada etapa en tu carrera laboral como si fueras una Firma de Servicios Profesionales, de la que tu eres el Presidente. Pregúntate cuántas empresas te contratarían y en qué pudieras prestar servicio. Y lo más importante, cuánto vale tu trabajo.
• Analiza tu valor agregado, qué haces tu que nadie más hace. Tu trabajo debe ser sorprendente, increíble. Si un equipo está formado por elementos mediocres, el resultado es mediocre. Si el equipo está formado por superestrellas, por personas altamente talentosas trabajando de forma organizada y colaborativa, el resultado es excelente.
¿Y qué hacer después?
• Busca clientes. Eres un proveedor de servicios, ¿no? No esperarás que el cliente llegue a tocar a tu puerta. Ya sean clientes internos o externos, pero búscalos y excede sus expectativas. No te detengas ahora. Trata una vez más, y lo más importante, si sientes que haces lo correcto no te desanimes si no ves los resultados. Analiza tus fallas y vuelve a la carga.
El mundo ahora es de los que se preparan, de los que se adaptan a las circunstancias y las aprovechan para crear nuevos estándares. Si no te gusta el cambio, el futuro te va a gustar aún menos.
Mira de nuevo tu último logro. Míralo bien. Puede ser la última vez que obtengas algo así tan fácilmente. El mundo tal como lo conocimos cambió de manera radical: se separó la Unión Soviética, terminó la Guerra Fría, se descifró el genoma humano y cayó el PRI. Las Vacas Locas, el SIDA, la Gripe Aviar y el Ébola señalan nuestras deficiencias, los ataques terroristas demuestran nuestra vulnerabilidad, se destapan grandes problemas en la Iglesia Católica, los desastres naturales azotan diferentes países, las telecomunicaciones acortan las distancias, las computadoras se vuelven realmente pequeñas y accesibles, el calentamiento global se deja notar y las nuevas generaciones están llegando al mercado laboral.
El mundo está cambiando constantemente. ¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que estudiaste algo nuevo, que probaste un estilo de trabajo diferente, que aprendiste un nuevo concepto o desarrollaste una nueva habilidad? ¿Cuándo te cuestionaste sobre tu manera de pensar o de actuar? ¿Cuándo derribaste alguno de tus prejuicios o de tus paradigmas?
No estamos hablando de probar comidas diferentes, de usar nuevas rutas para llegar a tu casa o de vestir en colores que no son los habituales en ti. Eso lo hace cualquiera. Estamos hablando de crecer, de desarrollar tu talento, de hacer algo mejor por ti, por tu comunidad y por tu país. De hacer algo que dé bienestar a ti y al mundo. Estamos hablando de aprender un nuevo idioma, de estudiar una carrera, de estudiar otra carrera, de especializarte, de diversificarte, de vivir una experiencia que te haga vibrar, en una palabra de reinventarte.
En el entorno tan cambiante en que vivimos se requiere flexibilidad y rapidez. La innovación es el plato fuerte de todos los días. Y la innovación es un camino de dos vías. Requerimos gente dispuesta a aceptar la ambigüedad, la falta de definiciones, los cambios de último momento. Pero también requerimos políticas, sistemas, estructuras organizacionales y líderes dispuestos a convivir con la innovación. Dispuestos a entender que la gente diferente es la que actúa diferente. Que entiendan que vivir al margen no es una forma de vivir.
Si quieres destacar tienes que ser diferente, tienes que desarrollarte al límite de tus capacidades y más allá. Porque el mundo está girando cada vez más rápido y no hay hacia donde moverse. Por lo menos no todavía.
¿Qué es lo que puedes hacer para cambiarte?
• Conoce tu entorno, prepárate, infórmate. En este mundo tan informatizado no es difícil. Analiza las tendencias, los riesgos, las oportunidades.
• Conócete. ¿Debería decir algo más? Analiza tus fortalezas, tus debilidades, tus gustos, tus planes. Ten un plan A, un plan B y un plan C y luego prepárate también para lo inesperado.
• Visualízate como el dueño de tu propia empresa, como el producto de tu propia marca. No importa si eres un empleado, un empleador o buscas trabajo. Analiza tu marca y vive cada etapa en tu carrera laboral como si fueras una Firma de Servicios Profesionales, de la que tu eres el Presidente. Pregúntate cuántas empresas te contratarían y en qué pudieras prestar servicio. Y lo más importante, cuánto vale tu trabajo.
• Analiza tu valor agregado, qué haces tu que nadie más hace. Tu trabajo debe ser sorprendente, increíble. Si un equipo está formado por elementos mediocres, el resultado es mediocre. Si el equipo está formado por superestrellas, por personas altamente talentosas trabajando de forma organizada y colaborativa, el resultado es excelente.
¿Y qué hacer después?
• Busca clientes. Eres un proveedor de servicios, ¿no? No esperarás que el cliente llegue a tocar a tu puerta. Ya sean clientes internos o externos, pero búscalos y excede sus expectativas. No te detengas ahora. Trata una vez más, y lo más importante, si sientes que haces lo correcto no te desanimes si no ves los resultados. Analiza tus fallas y vuelve a la carga.
El mundo ahora es de los que se preparan, de los que se adaptan a las circunstancias y las aprovechan para crear nuevos estándares. Si no te gusta el cambio, el futuro te va a gustar aún menos.
18 de septiembre de 2008
El impacto de una pequeña acción

Las monjas siempre me parecieron muy estrictas. Pasé en su colegio desde preprimaria hasta 3ero de secundaria. Diez años de mi vida porté un uniforme todos los días, desde el primer día de la primavera hasta el último del otoño utilicé un uniforme de verano consistente en falda, blusa de manga corta y chaleco, así como un suéter (opcional) parte del mismo uniforme. En esos diez años, a las monjas no les importaba si hacía calor (bastante como para traer el chaleco) o un fuerte frío que nos entumecía las piernas. El uniforme se respetaba hasta la fecha marcada en el calendario. Y el de tiempo de frio, unos pants con el escudo de la escuela impreso al frente y la chamarra o abrigo en los colores de la escuela. Todo esto usado con zapatillas (tennis) o unos zapatos verdaderamente horribles, antiestéticos pero cómodos, de suela de goma.
Estas monjas nos exigían libretas forradas, con los márgenes marcados en color, así como los libros reglamentarios de la SEP más los que ellas y los maestros consideraran adecuados. Libros, libretas y demás útiles tenían que cargarse de acuerdo al horario y pobre de ti que olvidaras algo en casa. Que tus padres lo llevaran a la escuela no era una opción. Que no llevaras el uniforme tampoco lo era (después de dos ocasiones eras devuelta a casa sin misericordia), lo que hacía que alguien tuviera que ir por ti. Que faltaras por que tenías dolor de cabeza o de estómago era señal de debilidad e indisciplina. Obviamente para faltar a un examen tenías que llevar un justificante médico que decía que estabas imposibilitada para asistir o bien que tu enfermedad era contagiosa.
Cada boleta de calificación mensual tenía que ser firmada por tus padres, quienes por lo menos una vez al año se reunirían con tu maestra para ver el avance que llevabas en las clases. Las clases de ciencia convivían con las de religión. Las evaluaciones eran frías y directas. El nivel de exigencia era alto y el de disciplina más.
Nada fuera de lo común, supongo, por lo menos comparado con otras escuelas (a veces privadas, a veces públicas) de la época. En ese entonces apenas comenzaban las pláticas para los padres respecto a cómo educar a los hijos, cómo formarles disciplina, carácter y tantas cosas más que ahora son tan remotas. Sin embargo, nuestros padres hablaban de una disciplina más férrea que la nuestra, de una educación más completa, de unos maestros más inaccesibles.
Quiero pensar que cuando los niños de ahora crezcan, tendrán que visitar menos al psicólogo que los de mi generación, sin embargo, comienzo a preguntarme si la violencia que estamos viviendo no tiene qué ver con esta educación que empezó a ser más laxa con el paso de los años.
Cuándo estaba en la universidad me tocó ver un caso en que la madre de uno de los compañeros fué a quejarse con el maestro de las calificaciones que ponía a su hijo. A mí, que me inscribí por mi cuenta en la preparatoria y en la universidad, y que mi madre pisó mi escuela solamente para asistir a mi graduación, me parecía inconcebible cuando menos, además de vergonzoso, que la mamá de alguien fuera a exigir que se cambiara una calificación.
Sin embargo, gracias a mis amigos maestros, cada vez sé de más casos en los que los padres asisten a la escuela para quejarse del maestro. Mi mamá nunca supo de cuando nos pusimos en huelga para que cambiaran a un maestro (cuando yo estaba en secundaria) o cuando fuimos a hacer un plantón afuera de la coordinación para que quitaran a otro, cuando estaba en la coordinación. Y estoy segura que si lo hubiera sabido habría dicho (y probablemente con justa razón):
a) que quienes necesitaban cambiar su manera de ser y de pensar éramos los alumnos.
b) que la vida no es justa y tienes que acostumbrarte.
c) que teníamos demasiadas libertades y por eso era que exigíamos tonterías.
Hace un par de años la directora de la escuela de mi hija nos contaba, con lágrimas en los ojos, la ocasión en que tuvo que negar la entrada a una bebé con varicela en la guardería, y la madre, molesta, sacó a sus niños de esa escuela y se quejó con otras madres de familia de la insensibilidad de la directora. Hace unos meses, una conocida me contaba de que fue a hablar con la maestra de su hijo porque el niño decía que había un compañerito en la escuela que no lo quería.
Casos como estos, en los que los padres en vez de aliarse con los maestros para la educación y el cuidado de los hijos se ponen en contra, o critican las acciones de los maestros sin conocerlas a detalle están minando cada vez más el crecimiento, desarrollo, educación y formación moral de nuestros niños. De todos.
Muchos maestros prefieren evitarse problemas gratis y se limitan a decir su clase como quien lee las tablas de multiplicar. Muchos padres prefieren dejar la formación de sus hijos enteramente en manos de los maestros y sirvientas. Y el día que, como resultado de una mala acción un extraño les llama la atención a los niños en la calle (este tema es motivo de otro post), se ponen como energúmenos porque te atreves a decirles algo. Perdónenme, señores, pero alguien tiene que educarlos. Si no son los padres, será la vida misma.

Estas monjas nos exigían libretas forradas, con los márgenes marcados en color, así como los libros reglamentarios de la SEP más los que ellas y los maestros consideraran adecuados. Libros, libretas y demás útiles tenían que cargarse de acuerdo al horario y pobre de ti que olvidaras algo en casa. Que tus padres lo llevaran a la escuela no era una opción. Que no llevaras el uniforme tampoco lo era (después de dos ocasiones eras devuelta a casa sin misericordia), lo que hacía que alguien tuviera que ir por ti. Que faltaras por que tenías dolor de cabeza o de estómago era señal de debilidad e indisciplina. Obviamente para faltar a un examen tenías que llevar un justificante médico que decía que estabas imposibilitada para asistir o bien que tu enfermedad era contagiosa.
Cada boleta de calificación mensual tenía que ser firmada por tus padres, quienes por lo menos una vez al año se reunirían con tu maestra para ver el avance que llevabas en las clases. Las clases de ciencia convivían con las de religión. Las evaluaciones eran frías y directas. El nivel de exigencia era alto y el de disciplina más.
Nada fuera de lo común, supongo, por lo menos comparado con otras escuelas (a veces privadas, a veces públicas) de la época. En ese entonces apenas comenzaban las pláticas para los padres respecto a cómo educar a los hijos, cómo formarles disciplina, carácter y tantas cosas más que ahora son tan remotas. Sin embargo, nuestros padres hablaban de una disciplina más férrea que la nuestra, de una educación más completa, de unos maestros más inaccesibles.
Quiero pensar que cuando los niños de ahora crezcan, tendrán que visitar menos al psicólogo que los de mi generación, sin embargo, comienzo a preguntarme si la violencia que estamos viviendo no tiene qué ver con esta educación que empezó a ser más laxa con el paso de los años.
Cuándo estaba en la universidad me tocó ver un caso en que la madre de uno de los compañeros fué a quejarse con el maestro de las calificaciones que ponía a su hijo. A mí, que me inscribí por mi cuenta en la preparatoria y en la universidad, y que mi madre pisó mi escuela solamente para asistir a mi graduación, me parecía inconcebible cuando menos, además de vergonzoso, que la mamá de alguien fuera a exigir que se cambiara una calificación.
Sin embargo, gracias a mis amigos maestros, cada vez sé de más casos en los que los padres asisten a la escuela para quejarse del maestro. Mi mamá nunca supo de cuando nos pusimos en huelga para que cambiaran a un maestro (cuando yo estaba en secundaria) o cuando fuimos a hacer un plantón afuera de la coordinación para que quitaran a otro, cuando estaba en la coordinación. Y estoy segura que si lo hubiera sabido habría dicho (y probablemente con justa razón):
a) que quienes necesitaban cambiar su manera de ser y de pensar éramos los alumnos.
b) que la vida no es justa y tienes que acostumbrarte.
c) que teníamos demasiadas libertades y por eso era que exigíamos tonterías.
Hace un par de años la directora de la escuela de mi hija nos contaba, con lágrimas en los ojos, la ocasión en que tuvo que negar la entrada a una bebé con varicela en la guardería, y la madre, molesta, sacó a sus niños de esa escuela y se quejó con otras madres de familia de la insensibilidad de la directora. Hace unos meses, una conocida me contaba de que fue a hablar con la maestra de su hijo porque el niño decía que había un compañerito en la escuela que no lo quería.
Casos como estos, en los que los padres en vez de aliarse con los maestros para la educación y el cuidado de los hijos se ponen en contra, o critican las acciones de los maestros sin conocerlas a detalle están minando cada vez más el crecimiento, desarrollo, educación y formación moral de nuestros niños. De todos.
Muchos maestros prefieren evitarse problemas gratis y se limitan a decir su clase como quien lee las tablas de multiplicar. Muchos padres prefieren dejar la formación de sus hijos enteramente en manos de los maestros y sirvientas. Y el día que, como resultado de una mala acción un extraño les llama la atención a los niños en la calle (este tema es motivo de otro post), se ponen como energúmenos porque te atreves a decirles algo. Perdónenme, señores, pero alguien tiene que educarlos. Si no son los padres, será la vida misma.
Hoy los invito a reflexionar qué estamos haciendo mal como padres, maestros, educadores, entrenadores, o lo que seamos cada quien y qué pequeña acción es, (como dijo una maestra, no de escuela, pero sí de vida), el mínimo paso elegante en la formación de nuestra sociedad.
27 de marzo de 2008
Arreglar el mundo
A veces me pregunto: ¿y si en vez de quejarnos nos ponemos a trabajar?
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6 de marzo de 2008
¿Quien tiene la culpa?
Muchos vemos la situación actual de violencia en México y nos preguntamos quién tiene la culpa. Sabemos que tanto padres como maestros, autoridades y medios de comunicación, tenemos que ver en esto, sin embargo, no queremos aceptarlo.
Hoy me llegó este escrito y creo que refleja fielmente la realidad en la que vivimos y espero que nos haga reflexionar. Definitivamente, entiendo que los tiempos han cambiado y Monterrey no es la ciudad que era antes, tampoco estoy de acuerdo en la opresión y el maltrato a los niños, pero creo que hay un punto medio entre ambas situaciones y que deberíamos considerar si queremos que nuestra sociedad progrese en la dirección correcta.
Hecho:
Un par de niños se enfrascan en un pleito en el interior de la escuela y se retan a la hora de la salida.
1977:
Afuera de la escuela, se forma un grupo numeroso de espectadores, pero los contendientes se la pasan empujándose uno a otro solo lanzándose retos. Al día siguiente se encuentran jugando juntos otra vez.
2008:
La directora manda hablar a sus padres y les explica la violencia en la que vive la juventud de hoy en día. Recomienda terapia para ambos niños. Les sugiere a los padres que lean un libro, que se llama: 'como controlar la ira de tus hijos', escrito por la Licenciada Josefina Leroux. Se establece una conferencia magistral de valores en la 'escuela para padres'.
Hecho:
Sonaba el timbre de salida en la escuela.
1977:
Salíamos corriendo acalorados a comprar paletas de hielo de sabores que vendía Don Pancho, el señor de la vendimia. Y nos íbamos caminando a casa jugando al trompo o las canicas antes de llegar a comer.
2008:
Las maestras no dejan salir a los niños si sus padres no están afuera con un Gaffete autorizado y firmado por la directora. Don Pancho, fue cateado por la AFI, buscándole si no es narcomenudista. El departamento de 'pisos' de Monterrey, le retiró su carrito de paletas, porque no tiene permiso municipal. Salud Pública le ha prohibido que se establezca a menos de 100 metros alrededor de la escuela.
Hecho:
La maestra está dando clases, y es interrumpido por las burlas de Pepito, 'el payaso del salón'.
1977:
La maestra le zumba dos reglazos en las manos a Pepito y lo jala de la oreja para dejarlo en el rincón por una hora. A la hora de la salida, le dice la maestra a los papás lo que pasó. En casa le dan otra 'calentadita' y lo dejan castigado por una semana. Pepito no vuelve a burlarse de la maestra nunca más.
2008:
La maestra sonriente le dice a Pepito lo inapropiado que es burlarse de la gente, y lo conmina a que no vuelva a suceder. Los papás de Pepito solicitan ver a la Directora, pues la maestra ha traumado a su hijo irreversiblemente, pues le avergonzó por haberle reprendido 'delante' de todos sus compañeros. La maestra va a la Dirección de Educación Pública a que la reasignen.
Hecho:
Llega un niño nuevo a la escuela que viene de Campeche. Pepito le dice delante de todos al recién llegado 'prieto'.
1977:
Pepito es parado enfrente para que pida disculpas al niño, y le encargan al día siguiente tres planas de 'Debo respetar a mis compañeros de clase'. Además de llevar una composición de 100 palabras sobre la vida de Benito Juárez. Es la última vez que Pepito molesta al niño.
2008:
La madre del niño va al Noticiero de Héctor Benavides a quejarse del trato racista que se le dio a su hijo. Al día siguiente Gregorio Martínez hace un programa especial llamado 'El racismo sanguinario en Monterrey'. El domingo hacen una mesa redonda en Cambios en dónde invitan a Socorro Ceceñas para hablar de la política educacional equivocada que tiene el gobierno del estado y la desviación de recursos en la construcción de una escuela en Ciudad Solidaridad.
Al día siguiente renuncia el Secretario de Educación. Adalberto Madero, alcalde de Monterrey, regala una despensa a la familia y le da una beca para una carrera de mecánico programador fiscalista en la Universidad Alfonso Reyes, no sin antes dar un discurso, 'llorando', porque se acuerda como se burlaban sus compañero de la escuela de cómo hablaba.
Hecho:
Es entrega de calificaciones al final de cursos.
1977:
Los niños que obtuvieron primer lugar, salen con un diploma que la maestra y la directora entregan delante de todo el grupo y les dan un chocolate de Sanborns. Ponen su fotografía en el cuadro de honor para que sirva de ejemplo a todo el grupo. El niño que reprobó tendrá que repetir el año completo porque no tuvo buen aprovechamiento.
2008:
La boleta que entregan a los papás tienen calificativos de 'Muy Bien'… 'Vas por buen camino', 'Tu puedes'… o unos cuadros con unas caritas sonrientes o tristes. A todos les dan diplomas, que dicen cosas como 'Para el niño más optimista del salón'. Nunca se sabe quién sacó el primer lugar. Y nadie repite el curso.
Hecho:
Es el primer día de clases luego de largas vacaciones. Un niño se unta pegamento en las manos para quedarse pegado en la cama y no ir a la escuela.
1977:
A punta de manazos, el papá le deja la mitad de la piel en el barandal de la cama y se lo lleva la escuela a empujones, diciéndole lo mal que se ve que sea un 'huevón'. El güerco (el niño) cabezón se tiene que levantar temprano todos los días a partir de ese momento so pena que le repitan la dosis.
2008:
Tiene que ir Protección Civil a despegarle con cuidado de la cama sin lastimarlo. Sale en todos los noticieros a nivel nacional. Es aplaudido por cuanto huevón existe. Suben un vídeo a You Tube que alcanza las 100,000 visitas en unas cuantas horas. El grupo Kappaz de la Sierra le compone un corrido, además de que le invitan a participar en el elenco del Show de los Chicharrines. El güerco termina por no ir a la escuela ese día, ni al siguiente para atender a los medios que le solicitan entrevistas. Un psicólogo recomienda psicoterapia breve y darle paroxetina 10 mg diarios para controlar su trastorno fóbico.
Hoy me llegó este escrito y creo que refleja fielmente la realidad en la que vivimos y espero que nos haga reflexionar. Definitivamente, entiendo que los tiempos han cambiado y Monterrey no es la ciudad que era antes, tampoco estoy de acuerdo en la opresión y el maltrato a los niños, pero creo que hay un punto medio entre ambas situaciones y que deberíamos considerar si queremos que nuestra sociedad progrese en la dirección correcta.
Hecho:
Un par de niños se enfrascan en un pleito en el interior de la escuela y se retan a la hora de la salida.
1977:
Afuera de la escuela, se forma un grupo numeroso de espectadores, pero los contendientes se la pasan empujándose uno a otro solo lanzándose retos. Al día siguiente se encuentran jugando juntos otra vez.
2008:
La directora manda hablar a sus padres y les explica la violencia en la que vive la juventud de hoy en día. Recomienda terapia para ambos niños. Les sugiere a los padres que lean un libro, que se llama: 'como controlar la ira de tus hijos', escrito por la Licenciada Josefina Leroux. Se establece una conferencia magistral de valores en la 'escuela para padres'.
Hecho:
Sonaba el timbre de salida en la escuela.
1977:
Salíamos corriendo acalorados a comprar paletas de hielo de sabores que vendía Don Pancho, el señor de la vendimia. Y nos íbamos caminando a casa jugando al trompo o las canicas antes de llegar a comer.
2008:
Las maestras no dejan salir a los niños si sus padres no están afuera con un Gaffete autorizado y firmado por la directora. Don Pancho, fue cateado por la AFI, buscándole si no es narcomenudista. El departamento de 'pisos' de Monterrey, le retiró su carrito de paletas, porque no tiene permiso municipal. Salud Pública le ha prohibido que se establezca a menos de 100 metros alrededor de la escuela.
Hecho:
La maestra está dando clases, y es interrumpido por las burlas de Pepito, 'el payaso del salón'.
1977:
La maestra le zumba dos reglazos en las manos a Pepito y lo jala de la oreja para dejarlo en el rincón por una hora. A la hora de la salida, le dice la maestra a los papás lo que pasó. En casa le dan otra 'calentadita' y lo dejan castigado por una semana. Pepito no vuelve a burlarse de la maestra nunca más.
2008:
La maestra sonriente le dice a Pepito lo inapropiado que es burlarse de la gente, y lo conmina a que no vuelva a suceder. Los papás de Pepito solicitan ver a la Directora, pues la maestra ha traumado a su hijo irreversiblemente, pues le avergonzó por haberle reprendido 'delante' de todos sus compañeros. La maestra va a la Dirección de Educación Pública a que la reasignen.
Hecho:
Llega un niño nuevo a la escuela que viene de Campeche. Pepito le dice delante de todos al recién llegado 'prieto'.
1977:
Pepito es parado enfrente para que pida disculpas al niño, y le encargan al día siguiente tres planas de 'Debo respetar a mis compañeros de clase'. Además de llevar una composición de 100 palabras sobre la vida de Benito Juárez. Es la última vez que Pepito molesta al niño.
2008:
La madre del niño va al Noticiero de Héctor Benavides a quejarse del trato racista que se le dio a su hijo. Al día siguiente Gregorio Martínez hace un programa especial llamado 'El racismo sanguinario en Monterrey'. El domingo hacen una mesa redonda en Cambios en dónde invitan a Socorro Ceceñas para hablar de la política educacional equivocada que tiene el gobierno del estado y la desviación de recursos en la construcción de una escuela en Ciudad Solidaridad.
Al día siguiente renuncia el Secretario de Educación. Adalberto Madero, alcalde de Monterrey, regala una despensa a la familia y le da una beca para una carrera de mecánico programador fiscalista en la Universidad Alfonso Reyes, no sin antes dar un discurso, 'llorando', porque se acuerda como se burlaban sus compañero de la escuela de cómo hablaba.
Hecho:
Es entrega de calificaciones al final de cursos.
1977:
Los niños que obtuvieron primer lugar, salen con un diploma que la maestra y la directora entregan delante de todo el grupo y les dan un chocolate de Sanborns. Ponen su fotografía en el cuadro de honor para que sirva de ejemplo a todo el grupo. El niño que reprobó tendrá que repetir el año completo porque no tuvo buen aprovechamiento.
2008:
La boleta que entregan a los papás tienen calificativos de 'Muy Bien'… 'Vas por buen camino', 'Tu puedes'… o unos cuadros con unas caritas sonrientes o tristes. A todos les dan diplomas, que dicen cosas como 'Para el niño más optimista del salón'. Nunca se sabe quién sacó el primer lugar. Y nadie repite el curso.
Hecho:
Es el primer día de clases luego de largas vacaciones. Un niño se unta pegamento en las manos para quedarse pegado en la cama y no ir a la escuela.
1977:
A punta de manazos, el papá le deja la mitad de la piel en el barandal de la cama y se lo lleva la escuela a empujones, diciéndole lo mal que se ve que sea un 'huevón'. El güerco (el niño) cabezón se tiene que levantar temprano todos los días a partir de ese momento so pena que le repitan la dosis.
2008:
Tiene que ir Protección Civil a despegarle con cuidado de la cama sin lastimarlo. Sale en todos los noticieros a nivel nacional. Es aplaudido por cuanto huevón existe. Suben un vídeo a You Tube que alcanza las 100,000 visitas en unas cuantas horas. El grupo Kappaz de la Sierra le compone un corrido, además de que le invitan a participar en el elenco del Show de los Chicharrines. El güerco termina por no ir a la escuela ese día, ni al siguiente para atender a los medios que le solicitan entrevistas. Un psicólogo recomienda psicoterapia breve y darle paroxetina 10 mg diarios para controlar su trastorno fóbico.
11 de febrero de 2008
Cambio
"Lo que contribuyó a su éxito en el pasado no le servirá en el futuro. "
-Lew Platt ExPresidente de Hewlett-Packard
P.D. Lo siento, es lunes... disfruten la semana!
-Lew Platt ExPresidente de Hewlett-Packard
P.D. Lo siento, es lunes... disfruten la semana!
4 de febrero de 2008
Cambio de actitud
Siguiendo con el cambio de actitud, les comparto un archivo que seguramente ya vieron, pero que no está de más recordar.
Como saben, los japoneses se han distinguido por su cultura de trabajo (excesiva para muchos de nosotros) y por su respeto a la sociedad. Ojalá que cada persona que dice preocuparse por el futuro del país deje de preocuparse y comience a ocuparse.
Como saben, los japoneses se han distinguido por su cultura de trabajo (excesiva para muchos de nosotros) y por su respeto a la sociedad. Ojalá que cada persona que dice preocuparse por el futuro del país deje de preocuparse y comience a ocuparse.
25 de enero de 2008
Cambio
19 de enero de 2008
Did you know?
Poner las cosas en perspectiva siempre ayuda. Shift happens.
Aunque esta presentación fue realizada para los maestros en Estados Unidos, seguramente va a ponerte a pensar en lo atrasados que estamos en general en muchas regiones del mundo y en lo que nos seguiremos retrasando con el paso de los años.
Por si les interesa, aquí está el blog del autor: http://thefischbowl.blogspot.com/2006/08/did-you-know.html
“La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo.” (The best way to predict the future is to invent it) —Alan Kay—
Aunque esta presentación fue realizada para los maestros en Estados Unidos, seguramente va a ponerte a pensar en lo atrasados que estamos en general en muchas regiones del mundo y en lo que nos seguiremos retrasando con el paso de los años.
Por si les interesa, aquí está el blog del autor: http://thefischbowl.blogspot.com/2006/08/did-you-know.html
“La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo.” (The best way to predict the future is to invent it) —Alan Kay—
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17 de enero de 2008
Caminata
Hace varios años ya, tuve la oportunidad de escuchar a Juan Enríquez, en un Congreso de Desarrollo Organizacional. Esa plática me impactó profundamente y posteriormente les prepararé un post con lo que dijo en dicha conferencia. Por lo pronto, les comparto uno de sus artículos:
En la India existe simpática campaña para vender celulares. Aparece en escena calle atascada de gente. Suena celular. Trajeado hombre de negocios checa, pero no es el suyo. Chofer del taxi que lleva al empresario checa el suyo, tampoco. Junto al auto un vendedor de fruta checa si será su aparato el que repica. Tampico. Finalmente, el desarrapado que vive jalando un rickshaw se da cuenta que es su celular...
Es tal la competencia en celulares que compañías se disputan clientes con ingresos menores a los de los pepenadores del Edomex. Taxis más modestos y destartalados que nuestros bochitos verdes llevan celular. Habría que preguntarse ¿cuántos de los nuestros cargan celular? En la India no hay que recordar docenas de variantes de números para poder marcarle a un solo usuario. Tampoco se escucha, una y otra vez, "estimado usuario..." (o sea ya se fregó la cosa y de nuevo no lograste comunicarte).
No sorprende que en la India exista inmenso crecimiento en negocios de cómputo, telecomunicaciones, programación. Una parte cada vez mayor de las llamadas que se hacen dentro de Estados Unidos solicitando información, saldos, aclaraciones, balances y reservaciones se contestan en la India. Hay decenas de miles de empleos. Esto no ocurre en México, donde pagamos precios irrisoriamente altos por servicios como teléfonos, carreteras, conexiones al Internet y banca. Y pa' acabarla de fregar, sobre precios récord se jinetean altísimos impuestos por consumo. No es sorprendente pues que el desarrollo de nuevos negocios digitales sea raquítico en Chilangolandia (salvo que uno sea el cuarto hombre más rico del mundo).
Si el punto de comparación sólo fuera la India, pues ok. Pero esta semana acabé en África dando un par de pláticas. Inocente yo, no esperaba competencia africana para mi queridísimo Aztlán. Pero para empezar, la aerolínea de Sudáfrica no le pide nada a nadie, en calidad, comodidad, equipo. Tampoco los aeropuertos de Johannesburgo y Capetown. Más bien, el aeropuerto africano estereotípico, donde no hay ni orden, ni seguridad, ni comodidad, el que parece bazar de ambulantes mal organizado, es el del Distrito Federal.
Vaya, uno puede adentrarse aun más, a Botswana, y los caminos son mejores que los nuestros, hay menos pobres, y es más fácil y más barato comunicarse por celular a Estados Unidos.
Son palabras mayores cuando el sur del continente más conflictivo genera países que empiezan a rebasarnos. Al igual que el gobierno de México, el de Botswana vive, principalmente, de un recurso natural, no es petróleo, son diamantes. Hasta ahí la similitud. En Botswana es noticia de primera plana cuando un ministro dispendioso cambia un automóvil que sólo tiene cinco años y 140 mil kilómetros. Quien porta un arma ilegal acaba en la cárcel 25 años. Hay muy poco crimen. Hay, como dirían los brasileños, orden y progreso.
Botswana lleva décadas de democracia real. Cada uno de los ex presidentes es un hombre respetado. No desaparecieron ni votos, ni contrincantes. Ni uno acabó siendo dueño de concesiones de teléfonos, de radio y televisión. Ni uno tuvo hermanitos, amantes, hijos ni amigos piratas. Quizá por eso nosotros, durante las últimas décadas crecimos a menos de 0.5 por ciento por año mientras que Botswana tuvo el segundo mayor índice de crecimiento económico del mundo. Mientras nosotros perdimos décadas ellos duplicaron una vez y otra su economía.
Este gobierno africano tiene suficiente confianza en sí mismo para no intentar volver monopolio la principal fuente de recursos, los diamantes. Permite la inversión privada, pero la estructura de tal manera que si los privados tienen éxito y ganancias, también el gobierno. Hay vigilancia y control real. La mina es ejemplo de tecnología, robótica e ingeniería. Usa los equipos más modernos del mundo. Quienes diseñan y operan estas máquinas y operaciones son gente de Botswana; muchos de ellos ingenieros educados en Australia y Canadá; ahora les toca a los ex alumnos exportar técnicas y tecnología. La corrupción policiaca y gubernamental es minúscula. No hay Colina del Perro, ni hay bahías completas en Manzanillo. A diferencia de tantos y tantos países, no se pierden diamantes pues.
La prioridad del Presidente es la educación. Acaba de abrir su universidad nacional de ciencia y tecnología. Sabe exactamente cuántos estudiantes tiene fuera, en qué países están, qué estudian y qué calificaciones obtienen. Mandó 8 mil 542 personas fuera el año pasado; es una de las principales inversiones que hace el gobierno. Escogen con cuidado; casi todo seleccionado se gradúa con honores. Hasta ahora regresa el 98 por ciento, no porque se les obligue sino porque quieren a su país. Y por eso, si llegaras a accidentarte en la mina de diamantes más importante del mundo, te atendería simpática doctora graduada en el 5 por ciento más alto de su generación de médicos en la Gran Bretaña. Recibió varias ofertas para quedarse en Europa. Cuando se le pregunta por qué volvió, pide, con una sonrisa, que uno conozca a su mamá. Se acerca bella viejita que lleva décadas limpiando las oficinas. La doctora comenta... este país me dio oportunidades y yo le quiero corresponder.
Botswana ha logrado todo esto pese a sufrir una hecatombe en términos de salud. Uno de cada tres adultos tiene sida. Los letreros más comunes, a lo largo de las carreteras, anuncian funerarias. No me queda claro cuáles serían las consecuencias sociales y económicas en México si tuviéramos que enfrentar semejante circunstancia. Pero en Botswana la enfermedad ha unido aun más a la comunidad. Todo funeral se vuelve acto masivo. La gente sale a apoyarse mutuamente una y otra vez. Siempre hay quien cuide a tantísimos huérfanos. Ni las compañías, ni el gobierno discriminan al contratar. Hay medicinas para quien las quiera. Hay condones para todos. La Iglesia no se entromete. Entre tanta tragedia individual, la gente mantiene su humor, su bondad y la economía crece a velocidad china.
A veces basta salir un ratito, dar una caminadita, para verdaderamente asustarse. En México, hablamos casualmente de la(s) década(s) perdida(s), de la falta de competencia, los errores de diciembre, del Fobaproa, de la omisiones y corruptelas en privatizaciones como si fueran una enfermedad crónica. Un padecimiento sin mucha consecuencia. Al vivirlo a diario, no nos damos cuenta que nos hundimos lentamente en el fango. En Botswana sufren sida, mas no sufren enfermedades incurables como el nacifismo, marinocracia, bibriescais, chuayffetitis o jacksonophobia. Olvidamos que el no crecer en algo, el no limpiar, el no educar tiene consecuencias. Olvidamos que Botswana nos va a rebasar...

Foto de Botswana obtenida en http://www.k-minos.com/
En la India existe simpática campaña para vender celulares. Aparece en escena calle atascada de gente. Suena celular. Trajeado hombre de negocios checa, pero no es el suyo. Chofer del taxi que lleva al empresario checa el suyo, tampoco. Junto al auto un vendedor de fruta checa si será su aparato el que repica. Tampico. Finalmente, el desarrapado que vive jalando un rickshaw se da cuenta que es su celular...
Es tal la competencia en celulares que compañías se disputan clientes con ingresos menores a los de los pepenadores del Edomex. Taxis más modestos y destartalados que nuestros bochitos verdes llevan celular. Habría que preguntarse ¿cuántos de los nuestros cargan celular? En la India no hay que recordar docenas de variantes de números para poder marcarle a un solo usuario. Tampoco se escucha, una y otra vez, "estimado usuario..." (o sea ya se fregó la cosa y de nuevo no lograste comunicarte).
No sorprende que en la India exista inmenso crecimiento en negocios de cómputo, telecomunicaciones, programación. Una parte cada vez mayor de las llamadas que se hacen dentro de Estados Unidos solicitando información, saldos, aclaraciones, balances y reservaciones se contestan en la India. Hay decenas de miles de empleos. Esto no ocurre en México, donde pagamos precios irrisoriamente altos por servicios como teléfonos, carreteras, conexiones al Internet y banca. Y pa' acabarla de fregar, sobre precios récord se jinetean altísimos impuestos por consumo. No es sorprendente pues que el desarrollo de nuevos negocios digitales sea raquítico en Chilangolandia (salvo que uno sea el cuarto hombre más rico del mundo).
Si el punto de comparación sólo fuera la India, pues ok. Pero esta semana acabé en África dando un par de pláticas. Inocente yo, no esperaba competencia africana para mi queridísimo Aztlán. Pero para empezar, la aerolínea de Sudáfrica no le pide nada a nadie, en calidad, comodidad, equipo. Tampoco los aeropuertos de Johannesburgo y Capetown. Más bien, el aeropuerto africano estereotípico, donde no hay ni orden, ni seguridad, ni comodidad, el que parece bazar de ambulantes mal organizado, es el del Distrito Federal.
Vaya, uno puede adentrarse aun más, a Botswana, y los caminos son mejores que los nuestros, hay menos pobres, y es más fácil y más barato comunicarse por celular a Estados Unidos.
Son palabras mayores cuando el sur del continente más conflictivo genera países que empiezan a rebasarnos. Al igual que el gobierno de México, el de Botswana vive, principalmente, de un recurso natural, no es petróleo, son diamantes. Hasta ahí la similitud. En Botswana es noticia de primera plana cuando un ministro dispendioso cambia un automóvil que sólo tiene cinco años y 140 mil kilómetros. Quien porta un arma ilegal acaba en la cárcel 25 años. Hay muy poco crimen. Hay, como dirían los brasileños, orden y progreso.
Botswana lleva décadas de democracia real. Cada uno de los ex presidentes es un hombre respetado. No desaparecieron ni votos, ni contrincantes. Ni uno acabó siendo dueño de concesiones de teléfonos, de radio y televisión. Ni uno tuvo hermanitos, amantes, hijos ni amigos piratas. Quizá por eso nosotros, durante las últimas décadas crecimos a menos de 0.5 por ciento por año mientras que Botswana tuvo el segundo mayor índice de crecimiento económico del mundo. Mientras nosotros perdimos décadas ellos duplicaron una vez y otra su economía.
Este gobierno africano tiene suficiente confianza en sí mismo para no intentar volver monopolio la principal fuente de recursos, los diamantes. Permite la inversión privada, pero la estructura de tal manera que si los privados tienen éxito y ganancias, también el gobierno. Hay vigilancia y control real. La mina es ejemplo de tecnología, robótica e ingeniería. Usa los equipos más modernos del mundo. Quienes diseñan y operan estas máquinas y operaciones son gente de Botswana; muchos de ellos ingenieros educados en Australia y Canadá; ahora les toca a los ex alumnos exportar técnicas y tecnología. La corrupción policiaca y gubernamental es minúscula. No hay Colina del Perro, ni hay bahías completas en Manzanillo. A diferencia de tantos y tantos países, no se pierden diamantes pues.
La prioridad del Presidente es la educación. Acaba de abrir su universidad nacional de ciencia y tecnología. Sabe exactamente cuántos estudiantes tiene fuera, en qué países están, qué estudian y qué calificaciones obtienen. Mandó 8 mil 542 personas fuera el año pasado; es una de las principales inversiones que hace el gobierno. Escogen con cuidado; casi todo seleccionado se gradúa con honores. Hasta ahora regresa el 98 por ciento, no porque se les obligue sino porque quieren a su país. Y por eso, si llegaras a accidentarte en la mina de diamantes más importante del mundo, te atendería simpática doctora graduada en el 5 por ciento más alto de su generación de médicos en la Gran Bretaña. Recibió varias ofertas para quedarse en Europa. Cuando se le pregunta por qué volvió, pide, con una sonrisa, que uno conozca a su mamá. Se acerca bella viejita que lleva décadas limpiando las oficinas. La doctora comenta... este país me dio oportunidades y yo le quiero corresponder.
Botswana ha logrado todo esto pese a sufrir una hecatombe en términos de salud. Uno de cada tres adultos tiene sida. Los letreros más comunes, a lo largo de las carreteras, anuncian funerarias. No me queda claro cuáles serían las consecuencias sociales y económicas en México si tuviéramos que enfrentar semejante circunstancia. Pero en Botswana la enfermedad ha unido aun más a la comunidad. Todo funeral se vuelve acto masivo. La gente sale a apoyarse mutuamente una y otra vez. Siempre hay quien cuide a tantísimos huérfanos. Ni las compañías, ni el gobierno discriminan al contratar. Hay medicinas para quien las quiera. Hay condones para todos. La Iglesia no se entromete. Entre tanta tragedia individual, la gente mantiene su humor, su bondad y la economía crece a velocidad china.
A veces basta salir un ratito, dar una caminadita, para verdaderamente asustarse. En México, hablamos casualmente de la(s) década(s) perdida(s), de la falta de competencia, los errores de diciembre, del Fobaproa, de la omisiones y corruptelas en privatizaciones como si fueran una enfermedad crónica. Un padecimiento sin mucha consecuencia. Al vivirlo a diario, no nos damos cuenta que nos hundimos lentamente en el fango. En Botswana sufren sida, mas no sufren enfermedades incurables como el nacifismo, marinocracia, bibriescais, chuayffetitis o jacksonophobia. Olvidamos que el no crecer en algo, el no limpiar, el no educar tiene consecuencias. Olvidamos que Botswana nos va a rebasar...

Foto de Botswana obtenida en http://www.k-minos.com/
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