28 de mayo de 2010

¿Corregir o Ayudar?

Leyendo a Seth Godin, veo plasmada en unos cuantos párrafos la razón por la cuál no me molesto en corregir errores ortográficos de otras personas (a menos que me lo soliciten o bien que haga una gran diferencia en su trabajo).

Es irrisoriamente fácil encontrar gente que corrija la ortografía de un texto. Es fácil encontrar a alguien te corrija un párrafo, pero es muy difícil encontrar a alguien que pueda reorganizar un capítulo o incluso ayudarte a reorientar el enfoque de tu texto. Y pasa igual en la vida: cualquiera puede criticar una acción, algunos pueden ayudarte a corregir un problema y muy pocos pueden brindarte la ayuda necesaria cambiar tu forma de vida.

Si quieres lealtad y obediencia ciega, contrata un perro


Muchas empresas se quejan de la baja productividad de los empleados, de lo mal que está la economía y de lo difícil que es crear nuevos artículos o servicios; quejarse los pone en la misma situación que el resto de la compañías mediocres, pero desafortunadamente no soluciona nada.

Estas mismas empresas son las que siguen teniendo prácticas arcaicas, una mentalidad de control total sobre todo el proceso de la compañía, que esperan que sus empleados sean innovadores pero al mismo tiempo castigan los errores (resultado probable en un proceso de innovación) y pretenden que personas con motivaciones y perfiles muy distintos, hagan el mismo trabajo de la misma forma que se ha hecho siempre. Como si la innovación se puediera prender y apagar, para solo usar cuando sea necesaria requerida.

Sin embargo, las empresas siguen buscando, contratando y promoviendo personas cuyas principales características como profesionales sean la lealtad y obediencia ciega, en vez de capacidad, conocimiento, innovación y empuje. Lamentablemente, también confunden la lealtad con falta de oportunidades. Muchos empleados siguen "amamantándose" de las grandes empresas solo porque no han tenido mejores ofertas. Y todos, tanto empleadores como empleados, piensan que una persona que ha sido jefe de recursos humanos 10 años, tiene 10 años de experiencia, aunque en realidad la experiencia que tiene es de 1 año y lo ha repetido durante 9 años más.

Hace muchos años platicaba con un colega al respecto de los planes de carrera que yo tenía. Durante un taller de desarrollo hablamos de las diferentes generaciones, y al parecer era yo la única persona de la generación X en ese curso. Mi compañero tuvo un shock al saber que yo realmente no esperaba vivir en el seno de esa empresa toda mi vida y se impresionó más al saber que no era yo la única que pensaba así. Que antes que la lealtad con la compañía poníamos la lealtad con nuestro futuro y que ese futuro normalmente requería de retos, nuevas oportunidades y experiencias en entornos desconocidos para nosotros.

Lamentablemente una empresa que empieza con 2 personas talentosas y 1 nueva idea puede hacer más dinero que una empresa con 500 personas a las que no respeta, no motiva y de las que no exige el uso de su talento. Parece que seguimos contratando "mano de obra" en lugar de "mente de obra".


Si quieres lealtad y obediencia ciega, contrata un perro.