3 de marzo de 2008

La imagen que mostramos


Todos sabemos que: "Cómo te ven, te tratan." Y esto es cierto, empezando por uno mismo. Muchas veces, nuestra propia imagen interna nos impide lograr ciertas cosas, como por ejemplo, sentirnos bien con nosotros mismos.

Generalmente, este problema de autoaceptación inicia en la infancia. Nuestros padres y familiares en un afán de sinceridad o de desarrollar nuestra autocrítica (en el mejor de los casos) nos empiezan a hacer conscientes de nuestros "defectos" y "limitaciones".

Sería más correcto hablar de características, pero cuando la descripción se suma a la comparación con nuestros hermanos o amigos, es muy probable que nos haga sentir limitados. Todos sabemos que es muy diferente decir: "A Juan le gusta hacer deporte" que decir "Juan no es tan listo como su hermano".

"Estimar a una persona es contemplarla con respeto, con consideración, con aprecio" como lo dice Jesús Flores, catedrático de la Universidad de Cantabria. La autoestima, por lo tanto, es contemplarnos a nosotros mismos con dignidad, con respeto y por lo tanto, con una visión positiva. Esta autoestima nos ayuda a eliminar el estrés, las enfermedades y nos amplía el crecimiento. Además, una persona con una autoestima sana, no requerirá hacer sentir inferiores a los demás.

Hoy leía en un artículo de Gaby Vargas la experiencia de María del Sol, una cantante de rasgos latinos que admiraba el físico sajón de Claudia Schiffer. María se sentía insegura, fea, tosca, a pesar de su maravillosa voz, hasta que descubrió que la meta inalcanzable de Claudia era ser cantante. Entonces empezó a contentarse consigo misma, a valorarse, a trabajar para cambiar lo que no le gustaba de sí misma y a destacar lo que sí.

Este es uno ejemplo muy claro de que lo que una persona tiene puede ser el sueño de la otra. Podemos vivir frustrados por no tener lo que deseamos, o podemos sacarle el mejor partido a lo que sí tenemos. Muchas personas recomiendan tratar de mejorar nuestros puntos débiles, lo cual no es malo en sí, pero me parece que tendríamos que empezar por apalancarnos en nuestros puntos fuertes, desarrollarlos, expandirlos y aprovecharlos. Y el tiempo que nos quede libre, dedicarlo a mejorar lo que nos falta, siempre con el ánimo de crecer y no de sentirnos eternamente insatisfechos.

Hoy te invito a hacer una lista de tus virtudes (de ésas que ya hay tan pocas), de tus cualidades, de tus sueños, de tus atributos positivos. Goza primero sabiendo que tienes características maravillosas y entonces, evalúa lo que aún te falta por crecer, pero siempre con el enfoque postivo de quien se sabe único, maravilloso y con grandes cualidades.

Recuerda que la vida sólo es una y está en tus manos el decidir cómo quieres vivirla.

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