26 de enero de 2010

Un año más

Es increíble cómo pasa el tiempo. Un año más se ha ido y un año más comienza. Como siempre, en esta fecha es cuando hago un recuento de mi vida. Esta pequeña carta es la versión resumida de mi diario. Este recuento es complicado, sobre todo porque este blog es público y las pequeñas cosas que me hacen reflexionar pueden ser muy privadas.

Hay tantas cosas que quiero contarte. Este año que concluyó trajo fuertes cambios a mi vida: miembros importantes de la familia: Edgar, mi cuñado, mi tío Luis y mi tio Mayo se fueron y nos dejaron con la sensación de fragilidad que tiene la vida. Montse tuvo un accidente con un perro y las cicatrices físicas, pero sobre todo, las emocionales quedarán grabadas en todos nosotros.

También tuve momentos muy buenos: la oportunidad de conocer en persona a uno de los gurús del Desarrollo Organizacional en un entorno maravilloso, la visita a Salem que me invitó a interesantes reflexiones, la oportunidad de conocer nuevos amigos y de reforzar el valor de antiguas amistades; todos estos momentos fueron increíbles. Además de todo eso, este año que concluyó me dió la oportunidad de conocerme un poco más con el reconocimiento de una promoción. Este nuevo puesto me ha traído retos, decepciones y aprendizajes; todos ellos muy valiosos.

El año pasado empecé a poner en marcha un proyecto, pero me apena decirte que no he podido avanzarlo. Sin embargo, me di el tiempo de estudiar francés, de iniciar una sesión de coaching con tres personas que buscaron mi asesoría y de empezar a escribir una serie de cuentos. Otro proyecto que inicié es el de los círculos de mujeres; con mi grupo de amigas estaré compartiendo conocimiento e historias necesarias para fortalecer la energía femenina.

Supongo que recordarás el dilema de mi maestría; pues seguí tus consejos y esperé un poco más, y finalmente encontré la maestría que quería justo aquí en Montreal. Esta semana voy a enviar mi solicitud para la misma. Quería hacerlo hoy para marcar el día, sin embargo, tuve que trabajar hasta tarde, y este día es tan especial que no requiere de ningún evento adicional.

Creo que este 2009 fue más que nada, un año de reflexiones; fue un año difícil para mamá, especialmente por la partida de sus hermanos, pero eso ya lo sabes. Creo que el aprendizaje es difícil en momentos así, sin embargo, el mensaje sigue siendo muy claro: La vida es alegría.




Hoy celebro y comparto con el mundo el estar viva.


Hoy leía que quien más ha recibido es quien más tiene que entregar y me parece muy cierto. Eso me hizo recordar a Stephen Hawking, quien a pesar de tener una fuerte limitación física ha dado al mundo una de las cosas más maravillosas que tiene: sus ideas. Y no solo eso, si no que lo ha hecho de muy buena gana. En un libro que aún tengo sobre mi escritorio, Eckhart Tolle habla sobre la profunda impresión que causó en él, en particular porque al verlo, notó en sus ojos una felicidad radiante. Hawking, a pesar de todos sus problemas de salud, se siente dichoso de vivir, e incluso, hablando sobre su vida decía: "¿Quién podría haber deseado más?".

En estos tiempos de egoísmo intelectual, cuando nos limitamos a recibir ideas, a analizar, rebatir y desechar lo que no nos parece útil es cuando más me parece importante dar algo a cambio, y sobre todo, darlo con alegría. Estas son las cosas que recuerdo más de ti: cómo compartías tus ideas y tus conocimientos y el gusto con el que lo hacías. El hecho de vivir ya era una fuente de increíble gozo para ti y el compartir lo que tenías, hacía de cada momento una celebración.

Es por eso que sigo celebrando el estar viva y el haberte conocido. Sin ti, nada sería lo mismo.

¡Feliz cumpleaños Abuelito!



foto tomada de Wilton

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