20 de enero de 2008

Genio

Quiero compartirles una anécdota que no conocía y que me gustó mucho. La encontré en el libro de Osho, "Revelaciones":

"Estoy recordando a Abraham Lincoln. Cuando llegó a la presidencia de Estados Unidos, su padre era zapatero. Y, naturalmente, la gente egoísta estaba muy ofendida de que el hijo de un zapatero llegara a presidente. Eran aristócratas, pensaban que tenían derecho de nacimiento apra ocupar el puesto más alto del gobierno. ¿El hijo de un zapatero? El primer día, en cuanto Abraham Lincoln hizo su discurso inaugural, un aristócrata muy rico se levantó y dijo: "Señor Lincoln, no debe olvidar que su padre solía hacer zapatos para mi familia." Y el Senado entero rió; pensaron que habían hecho tonto al nuevo presidente.


Pero Lincoln - personas así poseen una entereza totalmente distinta - miró al hombre y dijo:


Señor, sé que mi padre hacía zapatos para su familia, y habrá aquí muchos otros para quienes también los hacía, porque como él los hacía, nadie más podría. Era un creador. Sus zapatos no eran sólo eso, porque puso su alma en ellos. Quiero preguntarle, ¿tiene alguna queja? Porque yo mismo sé como hacer zapatos; si tiene alguna queja puedo hacer otro par. Pero hasta donde sé, nadie se ha quejado jamás de los zapatos de mi padre. Él era un genio, un gran creador, ¡y estoy orgulloso de mi padre!


Todo el Senado enmudeció. No podían entender qué clase de hombre era Abraham Lincoln. Había hecho de la fabricación de zapatos un arte, un acto creativo. y estaba orgulloso porque su padre hizo tan buen trabajo que nunca escuchó una queja. Incluso, aunque era presidente de Estados Unidos, estaba dispuesto a hacer otro par si hubiera alguna queja. El hombre quedó como tonto. Lincoln insistió: "¡Respóndame! ¿Por qué se ha quedado mudo? Quiso hacerme pasar por tonto y ahora mire a su alrededor: usted quedó como tonto."


No importa qué haces sino cómo lo haces, con tu voluntad, visión y amor propio. Así, lo que toques se vuelve oro.
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Lamentablemente, una situación como ésta, en la actualidad, ya no sería concebible. Primero, porque cada vez hay menos personas en la política que reamente puedan presumir de un trabajo honrado y de un origen humilde. Y segundo, porque la baja calidad moral de los mismos políticos, no les permitiría apreciar una contestación de este nivel de sinceridad y orgullo. Si esto hubiera pasado en la actualidad, el senador seguramente habría exigido que el Presidente le hiciera sus zapatos y luego presumiría de que el Presidente los hubiera confeccionado.

En pocas palabras, hasta para recibir las cachetadas con guante blanco, hace falta tener honor.

Ahora pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que hiciste un trabajo del que realmente pudieras estar orgulloso? ¿Cuándo fue la última vez que creaste algo? ¿Cuándo hiciste a alguien sentirse orgulloso de ti y de tu trabajo? Espero que tengas una buena respuesta para esto, o cuando menos, un buen plan de acción.


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