Te recordé cuando mi jefe me dió retroalimentación acerca de mi trabajo, que no es tan "importante" como el que tenía antes, pero que realizo con mucho gusto y en el que logro ayudar a más personas que antes. Decías que no importaba qué trabajo desempeñáramos, siempre que fuéramos los mejores. Hoy me siento bien por haber logrado un excelente desempeño en mi trabajo y estoy planeando algo mucho mejor para este año. El paso atrás que he tenido que dar me ha servido mucho para replantearme muchas cosas, cosas que sinceramente me gustaría platicar contigo.
Creo que entiendo como te sentías cuando te llevaste a tu familia a Chicago. El vivir en un clima que no es tan benévolo como en México, pero cuya seguridad vale el esfuerzo; el desgaste emocional de vivir en un país ajeno dejando a tu familia atrás se conjuga con un mundo de oportunidades; y el saber que una experiencia como ésta te marca y te separa de los demás, pero a la vez te solidariza con los que menos tienen. Esta ambivalencia la viviste cuándo el internet no existía, el contacto era por carta y el llamar por teléfono era un lujo.
Hace un par de días leí una entrevista que le hicieron a un empresario regiomontano; él hablaba sobre la crisis de valores que se vive en Monterrey. Habla de cómo más y más personas están dejando el país para buscar esa seguridad, critica los factores que llevaron a la crisis moral y económica a una de las culturas más sobrias y trabajadoras del país. Recordé entonces algunas anécdotas que me platicaste de otro famoso empresario y me di cuenta que esa crisis ya se vivía hace años, cuando el racismo complicaba la carrera de gente brillante. El elitismo continúa, solo que el color de la piel ya no es el factor clave; como sabes, hace unos días fue la investidura de Obama como presidente de los Estados Unidos de América. Como bien decía Einstein, es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
Pero no quiero hablarte de cosas tristes, más bien quiero contarte el avance de este año. Montse ya habla francés como los niños de aquí y hace un par de meses la oí conversar en inglés con un par de amigos míos (uno de ellos solo hablaba inglés). Tuvo que esforzarse un poco para darse a enteder en una lengua que no domina, pero logró comunicarse sin ningún problema. Te encantaría ver la soltura con la que los niños se desenvuelven con los idiomas y con otros temas cuando los abordan de forma amena.
Cuando hablo con Montse sobre física o matemáticas procuro enseñarle esos trucos con los que hacías del aprendizaje algo divertido. Te divertiría ver cómo sus preguntas sobre temas "avanzados" la llevan a aprender algo nuevo cada día y cómo maneja conceptos como las propiedades del plasma, la teoría de la evolución o cómo pregunta sobre los motivos por los que Plutón ya no es considerado planeta. En la escuela le va muy bien, pero sospecho que no son muy exigentes, así que desde que llegamos aquí le compramos libros de ejercicios y juegos en los tres idiomas, para que no olvide ninguno.
Quería contarte que este año que pasó nos sirvió para tener un balance, para asentar firmemente nuestras bases y poder retomar el rumbo con más ganas. Héctor terminó ya con sus clases de francés, yo terminé con mi curso de inglés y ahora estamos buscando nuevos cursos que nos permitan seguir avanzando en nuestras carreras. Recuerdo tu consejo de ir despacio para evitar errores y de la importancia de hacer primero lo que debemos hacer. Y es de eso de lo que quería hablarte porque no sé si estudiar una maestría en Tecnología para la capacitación o bien estudiar una certificación como Coach. Ambas cosas me gustan y ambas cosas me serían útiles (pero de forma diferente), así que como te darás cuenta estoy necesitando tu consejo.
Supongo que me dirías que la tecnología es muy buena, pero que puede volverse obsoleta; y que el ayudar a las personas debe ser siempre la primer opción (un voto para la certificación). Seguramente dirías también que primero hay que hacer lo que debo, para luego hacer lo que me gusta (un voto para la maestría). Y supongo que finalmente me preguntarías si hay alguna maestría que cumpla con ambos requisitos. Te diré que si la hay, pero no en este país, así que escucharé el consejo que creo que me darías de hacer primero la certificación y ahorrar para la maestría de Pepperdine que es la que quiero estudiar. Si opinas algo diferente, por favor, házmelo saber por el método habitual por el que resolvías los problemas: dejando al cerebro descansar de los estímulos externos y analizar de forma subconsciente todas las opciones.
También quería contarte que tengo un par de proyectos nuevos, pero no te los mostraré hasta que los haya avanzado más; solo te puedo decir que uno de ellos tiene que quedar listo este año, y que me servirá para que Montse conozca más de sus raíces.
Y por último, quería dejar una foto de este pequeño altar que puse en honor a ustedes hace unos meses y que seguramente viste. Lo que probablemente no sabes es que tuvo un gran éxito y el esfuerzo me hizo ganar un par de premios; los adornos de papel, los dulces y los panes los hice yo; las calaveritas tienen tu nombre y el de mi abuelita. Mis colegas dijeron que ella se veía hermosa en su foto de bodas, por favor, déjaselo saber.
Me despido, como siempre, con la sensación de que estás aquí conmigo y que aún cuando no puedo tocarte, es tu mano la que a veces roza la mía. Es muy reconfortante saber que estamos cerca a pesar de estar tan lejos y que un día nos volveremos a encontrar.
¡Feliz cumpleaños Abuelito!
2 comentarios:
Hola Marcela,
Por casualidad vi tu perfil en linked in ya que tenemos un contacto en comun, y resulta que paré en tu blog.
Me imagino que no tienes mucho tiempo viviendo en Montreal por lo que dices en algunos de tus "posts". No te conozco mucho pero lo que me gustaria decirte es bienvenida a Canada y a esta bella ciudad. Bienvenida y felicidades por el coraje y la bravia de decidir vivir en una tierra ajena, que al principio parece fria pero que en poco tiempo te das cuenta del calor que ofrece.
Saludos
En efecto, María, llegué a finales del 2007. Estoy disfrutando mucho la ciudad y en la medida de lo posible, integrándomen a la sociedad montrealense.
Un saludo,
Marxe
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