Leyendo a Seth Godin, veo plasmada en unos cuantos párrafos la razón por la cuál no me molesto en corregir errores ortográficos de otras personas (a menos que me lo soliciten o bien que haga una gran diferencia en su trabajo).
Es irrisoriamente fácil encontrar gente que corrija la ortografía de un texto. Es fácil encontrar a alguien te corrija un párrafo, pero es muy difícil encontrar a alguien que pueda reorganizar un capítulo o incluso ayudarte a reorientar el enfoque de tu texto. Y pasa igual en la vida: cualquiera puede criticar una acción, algunos pueden ayudarte a corregir un problema y muy pocos pueden brindarte la ayuda necesaria cambiar tu forma de vida.
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