Y el último.
Nuevas...
Juan Enríquez Cabot
21 Dic. 09
Deja a un lado unos minutos la discusión política. Ignora todo lo que sientes y lo que te molesta o agobia de Medio Oriente. Deja a un lado la religión y sus fundamentalistas hijastros. Y ponle atención a un solo hecho; un país, chiquito y solito, invierte 2.5 veces más capital de riesgo, por persona, en nuevas empresas que EU... (Y 30 veces más que Europa, 80 veces más que India y 350 veces más que China).
Y esto no sólo es en términos relativos. Un país de 7 millones de habitantes se ha vuelto motor de la economía mundial. Suma toditas las empresas que cotizan en el mercado Nasdaq, o sea las empresas nuevas de alta tecnología, que surgieron de Europa, Corea, Japón, India y China. Todas juntas no suman las compañías lanzadas en Nasdaq por los israelitas.
Entender este fenómeno es especialmente importante porque en EU y Europa son precisamente las nuevas empresas las que han generado casi todos los empleos nuevos netos. Y dado que EU enfrenta por lo menos 10 por ciento de desempleo, y Europa más del 20 por ciento, el generar, o no, nuevos negocios, de alta tecnología, capaz que es la diferencia entre mantener la paz y orden social a la larga... o no.
El impacto de los nuevos negocios no sólo se da en el mundo de los desarrollados. Por ejemplo, el Banco Mundial estima que cada vez que aumenta el número de celulares en una población en 10 por ciento sube el PIB 0.8 por ciento. O sea liberar los precios y negocios en telecomunicaciones pudiera haber duplicado el PIB real al que creció México durante la última década.
Esta extraordinaria capacidad para generar nuevos negocios se basa en varios factores detallados en el nuevo libro de Daniel Senor y Saúl Singer, "Start-Up Nation". Para empezar, Israel está poblado de jóvenes de todo el mundo. Vienen de más de 70 países. Dos de tres no nacieron en Israel. Tienen los pantalones e iniciativa para dejar todo atrás. No temen ser minoría. Y no le tienen mucho miedo a contrincantes bastante más grandes. Por eso el hijo de un iraquí lanzó, exitosamente, la compañía de coches eléctricos Better Place. Y un inmigrante iraní lanzó el tercer mayor negocio de internet social en China, Koolanoo. Y un ex ucraniano le vendió su compañía de música a Yahoo en varios millones.
Luego está lo del entrenamiento. Un 45 por ciento de los jóvenes se gradúan de la universidad, la mayor parte con educación técnica-científica. Y, quizás igual de importante, todos pasan por una intensísima etapa militar antes de entrar a la universidad. Para las mujeres son dos años, para los hombres tres. Esto significa que la gran parte de los estudiantes entran mucho más maduros y preparados al estudio superior. Y entran después de intensísima preparación y experiencias. Saben que hay decisiones de vida y muerte. No quieren perder el tiempo.
Otro megafactor es que para tener el mayor éxito en la milicia, y para evitar el sol y el frente de batalla, ayuda mucho ser un geniecito técnico. Son precisamente los jóvenes más aptos para la criptografía, inteligencia, robótica, matemática, química y otras disciplinas científicas quienes entran a los batallones elite. Y salen bastante más preparados. Para de ahí comenzar su liderazgo, primero en la universidad y luego en nuevas empresas.
Irónicamente lo que enseña la disciplina militar es a tener poca disciplina. El Ejército israelí enfatiza poco oficial y mucha iniciativa. Se cuestiona todo. Como resultado la población entera sale con enorme, algunos dirían desmedida, confianza en sí mismos. El profesor Leo Rosten define esto con la palabra "chutzpah", una mezcla, según el diccionario, de descaro y frescura. O, para ser mas explícitos y parafraseando a Rosten, arrogancia, blanquillos, presunción, nervio y capacidad para lanzarse. Nadie dice "sí patroncito, sí jefecito, sí mi líder".
Es una cultura que surge de una población pequeña, acostumbrada a ser atacada, sin recursos naturales. Esto obliga a la innovación, a la globalización. Se enfatiza que te pueden quitar todo, pero mientras estés vivo no te pueden quitar los conocimientos que lleves entre tus orejas. Y finalmente, según Shimon Peres, ésta es una cultura, una población, nunca satisfecha. Siempre buscan más. Ganaste un Nobel, muy bien mi hijito, ¿qué sigue?
Obviamente no es fácil tener ni vecinos ni socios como éstos. Ni es fácil institucionalizar y crecer algo que requiera cooperación y claro liderazgo por largos periodos. Quizás por eso existen tantas pequeñas compañías exitosas mas no un Nokia (Goldberg/ Atlantic). Y luego queda aquel medio complejo entorno político... Pero sería un enorme error para México apostar en contra de Israel. Al contrario, habría que aprender a ser bastante menos respetuosos de las jerarquías. Exigir mucho más de los estudiantes. Eliminar anquilosados monopolios. Atraer más inmigrantes. Impulsar más al pequeño y requete necio emprendedor...
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